Empecé en el mundo de la fotografía como muchos otros fotógrafos.  Por mera casualidad, o quizá, impulsado en parte por la curiosidad. 

 

Sucedió que un día descargué mi primer libro sobre fotografía, no pasó mucho tiempo, para que me cautivara, me llevó a querer indagar más y más.  Teniendo frente mi computadora y el maravilloso mundo de la internet, leer sobre fotografía, su técnica y sus principios, se convirtió mi pasatiempo por muchas noches. 

 

Conocí el trabajo de grandes artístas que se convirtieron en mis referentes. Quería poner en práctica todo aquello que decían y tratar de emular el trabajo de quienes tanto admiraba.

 

En 2004 compré mi primer cámara fotográfica, Era bastante básica, pero me permitía controlar la apertura, el diafragma y el iso, esos conceptos que tanto habia leído y que para ese momento ya había interiorizado.  Me sobraban las ganas de llevar mis lecturas a la práctica, para ver si era cierto que "sucedía la magia".

 

Mi cámara se convirtió en un artilugio más para llevar cada día, así como cargamos el celular o las llaves, no me veía saliendo de casa sin ella.  

 

De ahi en adelante, sucedió lo que llaman "causa y efecto".  No por casualidad, sino porque es el camino que recorremos muchos fotógrafos. Un día sucede que algún familiar o amigo te pide que le cubras el reportaje de su boda, y así sucesivamente, sin darte cuenta de pronto, estás adentro.  Llegan nuevos cliente y de pronto estás estructurando y formalizando tu nuevo negocio.  Ya en ese punto reconoces la responsabilidad que implica tu trabajo, donde obligatoriamente debes formarte y actualizar tus conocimientos de manera constante, para cumplir las expectativas.

 

Porque no se trata solamente de ir a tomar unas fotos.  Esas fotos serán:

 

"El recuerdo perpetuo de ese momento importante en sus vidas"